martes, 26 de agosto de 2008

POR DELANTE Y POR DETRAS

POR DELANTE Y POR DETRÁS


--- Cariño, cámbiate de camisa. Llevas una mancha de sudor en la espalda.
--- Ya me la quitaré.
--- Cariño, dame una camisa limpia que tengo una mancha en la pechera.
--- Hombre, si hay que ponerse una lupa para verla.
Llevaban muchos años juntos y ambas conversaciones se repetían constantemente.
Volvían de cenar con unos amigos y, al intentar un adelantamiento, estuvieron a punto de tener un accidente.
--- Juan, te he dicho mil veces que mires por el retrovisor cuando vayas a cambiar de carril.
--- Es el cabrón del Mercedes el que ha tenido la culpa. Se creen que el carril de la izquierda es suyo.
La situación, sin consecuencias graves, se había producido más de una vez.
--- Mi despacho está lleno de polvo.
--- Juan, si lo arreglé ayer. La cocina sí que tiene falta de una limpieza a fondo.
Su despacho (su cueva la llamaba) siempre estaba sucio pero jamás veía el estado en que se encontraban las demás habitaciones de la casa.
Esa noche la buscó en la cama. Ella, complaciente, le acariciaba el pecho y al instante se dio cuenta de que algo había cambiado en el cuerpo de su marido.
--- Juan, te has depilado el pecho.
--- Sí. Hace un par de días, mientras me afeitaba, me di cuenta del aspecto simiesco que tenía y tomé la decisión. No te importa, ¿verdad?
--- No, no. Me parece bien.
Se puso sobre ella, y cuando pasó las manos por su espalda, los dedos se le perdieron en la selva ácida y mojada que tanto le desagradaba.
Terminaron de hacer el amor y, en segundos, Juan dormía plácidamente, mientras ella no podía conciliar el sueño. De pronto lo vio claro: Tenía al lado a un hombre que sólo sabía mirar por él y para él. En la oscuridad lo imaginó con unas orejeras mentales que circunscribían su visión a lo que tenía delante. Lo que quedaba fuera del estrecho campo de sus intereses, sus manías y su ego, no le importaba lo más mínimo.
Se levantó con cuidado de no despertarlo, se vistió y salió de puntillas del dormitorio. En la mesa de su despacho le dejó una nota:
¡ Juan, mira a tu alrededor!
Cerró la puerta de la casa sin hacer ruido y se fue.

4 comentarios:

mia dijo...

Que común verdad Lava???, increíble hasta que punto ese boceto que has hecho pertenece a una realidad, repetida cientos de miles de veces, que digo eso, elevadas estas a la millonésima potencia...

Eso de no ver más allá del propio ombligo que extendido que está...

Por cierto, me encanta lo gráfico que llegas a ser, de verdad :)

lavabajillo dijo...

Gracia Mia por tu comentario. Se están acabando las vacaciones y se me está marchando la inspiración.

mia dijo...

Todo lo contrario Lava... en la rutina diaria, será justo esto lo que te permita evadirte de todo... y sienta.... ¡¡Fenomenal!! :)

El Vice dijo...

Sin comentarios Lava.Un abrazo