domingo, 17 de mayo de 2009

LA REVOLUCION PENDIENTE

LA REVOLUCION PENDIENTE




--- ¡Cuidado L1! Se nos viene encima una riada.
L1 se agarro con todas su fuerzas a las paredes rugosas del cañón y pudo ver como una lengua liquida y pastosa, que envolvía también elementos sólidos y compactos, se precitaba con fuerza hacia abajo, arrastrando en su camino a otros compañeros de trabajo que no habían podido ponerse a salvo de la avalancha.
--- L2, otros que se han ido sin que nadie haga nada. Bastaría con que nos avisaran por los altavoces o sonara una sirena para que no se produjeran estos accidentes. Pero parece que a los de arriba nuestra vida les importa un comino.
--- Llevamos mucho tiempo aquí y sabes que los directores sustituyen rápidamente a los que se van. La verdad es que no se como lo hacen. Es como si tuvieran una reserva de trabajadores permanente para cubrir las bajas continuas que se producen en este puto trabajo.
--- Una vez vi en la cantina a un tipo que me dijo que se llamaba G1 y que, con la copas, me confesó que trabajaba en un centro de reproducción donde se producían a la carta los individuos que en cada momento eran necesarios para que nuestro mundo siguiera funcionando. Ellos se limitaban a seguir las instrucciones de los Coordinadores –los N, ya sabes- que diariamente les proporcionaban el plan de trabajo.
--- Bueno vamos a descansar que, si no ocurre nada anormal, tenemos unas horas de asueto.
--- Oye sabes lo que se oye por ahí: que los Coordinadores nunca descansan. Incluso cuando todo está parado, ellos siguen maquinando.
--- Eso no puede ser. Todos necesitamos descansar.
--- Pues yo creo que el rumor debe ser cierto. Por algo son los que mandan, siempre mandan los mismos, y eso debe ser porque son distintos de los demás.
L1 y L2 se dirigieron a la cantina de su sector como hacían todas las noches antes de irse a descansar. Un borracho rompía la mortecina tranquilidad de la taberna y elevaba la voz por encima de lo permitido.
--- Todos los que estáis aquí sois una mierda. No sabéis nada de lo que pasa más allá de vuestras narices. Yo soy V5, vigilante de fronteras, y puedo deciros que pasan cosas fuera de nuestro mundo, que hay vida en el exterior muy parecida a la nuestra.
El camarero, no quería problemas y le urgió a que se marchara o dejara de hablar de cosas raras. Si seguía dando la murga llamaría a seguridad.
Un individuo alto y deforme se acercó al borracho y, con la excusa de quitarlo de en medio, lo sentó en su mesa junto a la que ocupaban L1 y L2.
--- V5, soy escritor y me gusta mucho hablar con la gente que tiene imaginación. Cuéntame algo de esas fantasías que quizá me sirvan de inspiración para un relato.
--- Quien coño eres. ¿Es que no me crees? Muchos vigilantes han muerto y yo he estado a punto de morir para repeler ataques exteriores.
--- ¿Y de donde vienen esos ataques exteriores, querido amigo?
--- De otros mundos como el nuestro. Hay millones de mundos como el nuestro con gente como nosotros.
--- Ja, Ja, ja. Es una historia magnífica para ponerla por escrito.
--- Te digo que es verdad y me estoy jugando la vida al decírtelo, so capullo. Pero es que no puedo vivir con este secreto pesando sobre mí. Y los cabrones de nuestros jefes nos van matando a todos los que hacemos este trabajo en cuanto sospechan que nos estamos dando cuenta de lo que hay. Otros van ocupando nuestro lugar en una renovación continua, casi sin enterarnos. A mi ya me debe quedar poco y por eso me da todo igual.
--- Soy C10, se que lo que cuentas es verdad y lucho con otros compañeros para que todo salga a la luz. Cuando todo el mundo sepa la verdad, los tiranos tendrán sus momentos contados.
Aunque los vecinos de mesa hablaban en un susurro, L1 y L2, picados por la curiosidad, habían conseguido enterarse casi por completo de la conversación. No podían dar crédito a lo que habían escuchado.
V5 se marchó y L1 se acercó a la mesa donde se había quedado solo aquel extraño personaje.
--- Perdona amigo. Mi compañero y yo estamos muy interesados en esa lucha de la que hablas.
--- Siéntate, y dile a tu compañero que se acerque.
L2 tomo asiento frente al desconocido sin ser consciente de que desde ese momento su vida y la de su compañero iban a cambiar. Y de qué manera.




Se habían reunido en los confines del mundo, allí donde casi nadie había llegado nunca. Pocos conocían la existencia de respiraderos abiertos al exterior, angostas ventanas del cosmos cuya función no alcanzaban a comprender aunque circulaban rumores sobre la importancia de su control.
La cueva, cerrada como una burbuja roja, junto al gran desfiladero que llegaba hasta las últimas fronteras, le pareció a la Organización perfecta para las reuniones secretas en las que se decidían las acciones más importantes del Ejercito Revolucionario. Era cierto que alguna vez al estremecerse el barranco, las cavernas colgantes adheridas a sus paredes habían explotado llevándose hacia lo desconocido a los reunidos; pero la seguridad era prioritaria y había que asumir ese riesgo.
--- Compañeros, hoy tenemos con nosotros a tres nuevos amigos dispuestos a incorporarse a nuestra lucha y dejarse la vida en el empeño. Han sido debidamente instruidos y saben que el paso que van a dar no tiene vuelta atrás. Son conscientes de que, cuando los que estamos aquí los abracemos, ya serán como nosotros y su vida no tendrá más sentido que inmolarse para derrocar a los tiranos. Por eso os pregunto ante todos: V5, L1, L2 ¿estáis dispuestos a entregar la vida a la Organización?
Los neófitos se miraron y, como si su respuesta fuera ya inevitable, y el si la única posible, clamaron en un grito:
---Sí, lo estamos.
Todos los presentes se acercaron lentamente hacia los tres entonando un canto monocorde, dejándose caer sobre ellos hasta enterrarlos entre cientos de miembros que pugnaban por tocarlos.
La sensación de claustrofobia les oprimió, pero apenas duró unos segundos: al momento todos fueron volviendo a su posición y quedaron situados en la misma formación circular que habían mantenido durante toda la ceremonia.
--- Ya sois parte del Ejercito Revolucionario. Enhorabuena. Ya no sois V5, L1y L2, sino C5, C1 y C2. Ahora disfrutad con vuestros compañeros. Luego os encomendaré vuestra primera misión.
Se sentaron en el suelo y compartieron dulces y te, cantaron y charlaron, impregnados de una felicidad desconocida para los demás mortales.
Entonces pudieron ver claramente las caras y cuerpos deformes de su correligionarios. Sus caras eran grandes y cuarteadas, como si hubieran ido expandiéndose a trozos. Pero la evidente fealdad de los demás no les incomodaba. Ellos tendrían que pasar por el mismo proceso.
--- Hola, compañeros. Soy C20 y procedo de la casta de los vigilantes.
--- ¿Es cierto lo de las ventanas y los otros mundos?
---Claro que sí. Yo estuve vigilando cerca de aquí y de vez en cuando una nave fusiforme horadaba la entrada y descargaba unos serecillos blancos que nosotros nos encargábamos de expulsar al exterior. Luego se retiraba como si hubiera logrado su objetivo y hasta la próxima.
L2 continuó con el interrogatorio
--- ¿Y hay más ventanas?
--- Si, claro. Un compañero me dijo que en la ventana en la que trabajaba ocurría algo parecido a lo que os he contado, aunque nunca recibían orden de los Coordinadores de expulsar a los agresores. Y otros que trabajaban en otras ventanas afirman que, sin que lo sepamos, constantemente entra desde fuera algo que no se ve.
C5 llamó a los nuevos soldados a una estancia apartada del núcleo principal, se sentaron tranquilamente y les informó sobre la misión del nuevo grupo de acción que habían pasado a integrar dentro de la Organización.
---La Dirección ha decidido que seáis vosotros los que llevéis a cabo una acción de la máxima importancia, quizá la más importante porque puede acabar con los tiranos, aunque también podéis morir vosotros y quizá todos los habitantes de nuestro mundo.
Nuestra división de inteligencia nos ha informado de que el día D a la hora H todos los Coordinadores se reunirán en el palacio rojo de la Ciudad de la Ciencia. Hasta conocemos el orden del día de la reunión: Quieren establecer un protocolo de comunicación con otros mundos; crear el lenguaje para contactar, diseñar los individuos que se encargaran de esa función y establecer las pautas de seguridad para mantener en secreto todo el proyecto.
Os hemos elegido porque habéis trabajado en las cañerías, acabéis de llegar a la Organización y no estáis fichados, y, por tanto, tenéis más posibilidades que nadie de llegar al palacio y destruirlo. Debéis procurar acabar con el mayor número posible de Coordinadores.
--- Estamos dispuestos a todo, C5.
Cuando se miraron buscando esa complicidad que da fuerza al grupo ante la adversidad, observaron las primeras líneas que dividían sus rostros y sus cuerpos.






Desde las alcantarillas llegaron hasta el Palacio por las cañerías que poco a poco se iban estrechando. La impresionante estancia hueca y retumbante, parecía hecha de telarañas de hielo de plastilina, esponjoso y deformable. Habían sorteado la vigilancia mimetizándose con las paredes y escuchaban inmóviles las intervenciones de los asistentes. Extrañamente los oían pero no parecían hacer ningún gesto que indicara que estaban hablando. Cuando uno de ellos se dirigía a otro se le encendía como una resistencia incandescente en la cabeza y una corriente de luz azul finísima, sin volumen, sin materia, lo enlazaba con su interlocutor que al contestar provocaba el mismo efecto. Aquello parecía una feria.
El Coordinador Jefe sentaba ahora las conclusiones de la reunión:
--- En los primeros contactos debemos trasmitir nuestros deseos de cooperación y ayuda. Es importante que se lo crean. Luego cuando hayamos conquistado los mundos exteriores será la ocasión de exigir nuestros derechos.
C1 pensó que no había que esperar más. No necesitaba saber más. Querían explotar los nuevos mundos como ya explotaban el suyo. Además en cualquier momento los descubrirían. Si ellos los podían oír dentro de aquella estancia, en cualquier momento podrían ser descubiertos.
Saltaron al unísono la barrera traslúcida del hemiciclo y a la carrera desgarraron las entrañas de aquellos seres dejando en su interior el germen de su destrucción.
Coordinadamente el Ejercito Revolucionario había atacado los centros neurálgicos del mundo y las revueltas populares habían colapsado las comunicaciones y los servicios.
El Big Ben era cuestión de segundos. Por fin cayó la tiranía y un mundo en el que no merecía la pena vivir.








--- No hemos podido hacer más. La metástasis ha sido generalizada y agresiva.
Aunque esperaban la noticia fatal, la mujer rompió en un llanto incontrolable al tiempo que se abrazaba a su marido o le pegaba puñetazos en el pecho. El trataba de calmarla rodeándole los hombros sin decir palabra. Dos lágrimas surcaban las hendiduras de su cara lentamente como si quisieran cristalizarse en ella.
---¿Porqué? Era tan joven, Dios mío.
---Enfermera, pase.
--- Aquí tienen a su nieta.
Cuando el hombre alzó a la criaturita en sus brazos, una mueca casi imperceptible, un esbozo de sonrisa, se abrió camino entre los rictus del dolor.
La mujer acalló sus sollozos al mirar a la pequeña.
--- Te llamarás Teresa, como tu madre.





--- De nuevo juntos, en otro barco, pero navegando. Creen los imbéciles que nos han destruido, pero no saben nada. Ni siquiera saben que en el conocimiento está el poder.